Si en estos momentos pudiera decirte al oído…”hasta que ñanderejá, nde tipo”, estoy más que seguro que me responderías con un lacónico “ja puká mba´e”. Dejás el mundo de los vivos, “y de tantos avivados” (agregarías sin dudar) con varios títulos, señor, caballero, lord, prócer del humor genuinamente paraguayo, autóctono hasta la médula. Observador agudo, fabricante de risas. De ese buen humor tan difícil de lograr que generabas con la facilidad de un gesto, una imitación, con una frase. Actor, comediante, imitador, solidario, excelente amigo, cerrista hasta el caracú.
A pesar de tantas risas que lograste arrancarnos, la tristeza por tu viaje nos gana. Nos resta palabras para definir este momento. Solo queda desearte desde el fondo de nuestros corazones, descansa en paz, Carlitos Vera. Lo tenés merecido. El cielo es tuyo. Nadie te lo podrá negar.
Nico Espinosa
